After Hours - Martin Scorsese

Si bien esta cinta no es de las primeras que se suele mencionar cuando se menciona a este director, entre varias razones porque tuvo un presupuesto muy limitado y ha sido opacada por otras con mayor éxito comercial como Taxi Driver, Raging Bull, The Departed, etc. En mi opinión esta comedia oscura es una de sus obras mejor logradas y que dejan claro que no hace falta gastar millones de millones de dólares en una película para producir una fina obra de arte cinematográfico.

El filme empieza con Paul Hacket, un solitario oficinista en un ordinario dia de trabajo, un dia por la noche después de trabajar, Paul, quien sediento de algo de diversión y aventura se arma de valor y decide llamar por teléfono a Marcy, una chica que había conocido el mismo dia en una cafetería. Ella lo invita a visitarla en el apartamento en el SOHO donde ella se esta quedando con su amiga, la artista Kiki. A partir de este momento las cosas se empiezan a tornar alocadas y extrañas, Paul se va al SOHO con no mas que 20 dolares en los bolsillos, los cuales salieron volando de sus manos cuando el taxi en el que se sube sale a toda velocidad por las oscuras calles de la ciudad. Paul sin dinero, extraño en esa area de la ciudad se aventura al apartamento donde se topa con Kiki, la casi andrógina amiga de Marcy quien se encuentra haciendo una escultura de El Grito de Edvard Munch. A este punto el ambiente de la película ha cobrado un aire surrealista y Paul que con mucha pero mucha mala suerte se empieza a ver atrapado en un torbellino de situaciónes kafkianas que recuedan a la paranoia que sufre Josef K en El Proceso.

Acontecimientos que parecen improbables que de manera comica y muy oscura empiezan a sucederle como un camión de helados persiguiéndolo, con la policía y un grupo de vecinos neuróticos tras de el acusándolo de ser el culpable de los robos en el vecindario, e incluso de la muerte de una mujer, Paul pasa el resto de la noche tratando de regresar a casa, pero parece imposible pues se encuentra atrapado en una claustrofóbica y surreal experiencia en medio de incomunicación de nuestros días y la neurosis de las grandes ciudades. Un clásico surrelista de los ochentas, que no debe ser pasado por alto, definitivamente una obra
maestra…